Viacrucis en La Valla: 48 años de fe, sudor… y logística nivel experto
La comunidad se alista para su representación anual del Viacrucis, un evento religioso que también requiere una coordinación digna de festival masivo.
En La Valla, San Juan del Río, la Semana Santa no es Semana Santa sin el Viacrucis que organizan desde hace 48 años. Y como cada año, el delegado Héctor Ramírez ya se puso la túnica (metafóricamente) para coordinar a su comunidad en esta mega producción religiosa que, con todo respeto, haría sudar al equipo de un concierto internacional.
Se espera que más de 8 mil personas asistan a esta representación que ya es patrimonio cultural de los vecinos, aunque probablemente no esté en ningún catálogo oficial (todavía). Desde enero, comenzaron con la convocatoria para que los actores—todos de la comunidad—se alisten. Nada de estrellas ni casting profesional: aquí el que quiere participar, se apunta… y si tiene voz dramática, mejor.
El elenco principal está conformado por unas 80 personas, con otras 90 que se encargarán de que nada se caiga—literal ni figurativamente—en cuestiones de logística. Las actividades comienzan el domingo 13 de abril con el Domingo de Ramos, y para el jueves 17, la Última Cena se montará en el atrio del templo Santa María de Guadalupe, donde Jesús quedará en custodia hasta el Viernes Santo.
Ese día se lleva a cabo la escena central del Viacrucis, con un recorrido de un kilómetro. Durante la caminata habrá una parada especial para el lavado de manos de Poncio Pilato, que ya tiene su escenografía lista. Porque claro, si vamos a condenar a alguien, al menos que la escena se vea bonita.
La crucifixión será en el cerro, que fue cuidadosamente limpiado, no por milagro, sino por vecinos con escoba y permiso oficial en mano. Protección Civil ya dio luz verde, y hasta ambulancias habrá, porque el calor y los disfraces de época no perdonan.
¿Transporte público? Sí, señor. Están confirmados 25 camiones, ya revisados con la AMEQ, para que los fieles lleguen sin necesidad de cargar su propia cruz. También habrá presencia de tránsito, seguridad pública y personal médico, porque una tradición de casi medio siglo no se deja a la buena de Dios.
Por supuesto, se permitirá la venta de comida, pero ni sueñen con llevarse una cerveza, porque está prohibida la venta de bebidas alcohólicas. Ya suficiente tiene Jesús con cargar la cruz como para que alguien lo vea doble.
Y como toque final, unas 50 familias de La Valla regalarán comida al terminar la representación. No hay presupuesto, pero hay tortillas calientes y fe compartida, lo cual, en estos tiempos, ya es bastante decir.
La representación del Viacrucis en La Valla no solo es un acto de fe: es un despliegue comunitario, una tradición viva y, para qué negarlo, una coreografía comunitaria donde todo mundo ya sabe su papel, aunque sea el de aguantar el sol y a los que llegan tarde.
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