¡Con permiso… vencido! Cierran bares y cantinas en San Juan del Río por operar en la clandestinidad

El operativo antiparranda sigue con todo en San Juan del Río. Esta vez, el director de Gobierno municipal, Rodrigo Ruiz Díaz, confirmó que durante el pasado fin de semana se clausuraron tres establecimientos que, al parecer, pensaron que la fiesta podía seguir sin papeles en regla.

Dos bares se ganaron el candado: uno por operar con permisos caducados —que es como no tener nada— y otro por funcionar con el nombre de una razón social que no coincidía ni con el letrero de la entrada. A estos se suma un restaurante sobre Avenida Juárez que se dedicaba al copeo sin contar con los permisos requeridos. «Vender sin permiso es como brindar con agua: no se vale», resumió Ruiz Díaz entre líneas.

Pero no todo se queda en bares y restaurantes: la creatividad no tiene límites y ahora también clausuran casas particulares que se transforman en expendios clandestinos. Aunque por ser domicilios no se puede cerrar todo el changarro, se inhabilitan cocheras y habitaciones adaptadas como minitiendas de licor. Y sí, también se decomisa la mercancía, no vaya a ser que al otro día vuelva la venta “casual” de chelas por ventana.

Y para no perder el toque folclórico, el funcionario reveló que también se atendió un evento en Santa Cruz Nieto con reportes de peleas de gallos. Aunque los organizadores juran que no había apuestas, la ley es clara: sin permiso de Gobernación, nada de juegos con dinero de por medio. “Muchos piden permiso sin apuestas, aunque todos sabemos que a veces se juega más que el honor del gallo”, se comentó con suspicacia.

En paralelo, el municipio ha reforzado el orden en los tianguis con el programa “Tianguis Seguro”. Aquí los comerciantes aprenden desde cómo usar un extintor hasta identificar mercancía prohibida, como réplicas de armas, ropa que incita a la violencia o productos que alaban a grupos criminales. Todo con el objetivo de mantener las compras seguras y sin sorpresas.

Finalmente, Ruiz Díaz recordó que toda fiesta organizada —desde jaripeos y carreras parejeras, hasta castillos y bailes patronales— debe tramitarse por la Dirección de Gobierno. Nada de “nos juntamos entre compadres y armamos algo”; aquí la ley es clara y el que no cumple, no baila.