Domingo de Ramos en San Juan del Río: palmas al aire y fe a prueba de calendario
Como cada año, el centro de San Juan del Río fue testigo de una estampida de fe programada: la tradicional procesión del Domingo de Ramos, en la que los fieles católicos salieron a las calles armados con palmas, devoción y celulares para la foto del recuerdo.
Desde el Santuario Guadalupano hasta la parroquia de San Juan Bautista, se vio marchar a decenas de creyentes que no dejan que el paso del tiempo, ni las campañas políticas, les roben la costumbre de sacudir una palma bendita mientras el padre pasa con el incienso y todos ensayan su mejor expresión de reconocimiento espiritual.
El párroco Jorge Hernández Nieto encabezó la ceremonia, lanzando agua bendita con la misma puntería de cada año y recordando que la Semana Santa no es solo vacaciones en la playa, sino un viaje espiritual que empieza con Jesús entrando a Jerusalén en burro… aunque aquí entró a la Plaza Independencia entre autos, vendedores de globos y fieles armados de fe.
“Es una tradición hermosa que trae muchos milagros”, aseguraron los asistentes quienes como buenos devotos se presentan año con año. «Ponemos la palma en la casa o en el carro. Es protección», porque nunca se sabe cuándo se necesita ayuda divina en el tráfico.
Durante la misa, las palmas decoraban el templo como si fuera parte de una instalación artística de temporada. Entre los presentes estaban integrantes de la Hermandad de Cristo, quienes compartieron que la fe las ha sostenido, librándolos de enfermedades y todo lo que la vida les ha lanzado… menos el aumento de la gasolina, para eso ni Cristo se ha pronunciado.
“Cristo es mi vida, mi matrimonio y mis hijos. Mi familia es testimonio de lo que Dios nos ha regalado. Por eso venimos cada año”, reafirmando que la fe, al igual que las cuentas de WhatsApp familiares, se renueva religiosamente.
Así, entre incienso, rezos, palmas agitadas y testimonios de devoción inquebrantable, San Juan del Río volvió a cumplir con la tradición, recordando que en esta ciudad, al menos por Semana Santa, Dios sigue llenando templos… aunque sea por una sola vez al año.
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