San Juan del Río se quiere poner guapo para sus 500 años

Con la mirada puesta en su fiesta de medio milenio, el presidente municipal Roberto Cabrera Valencia ya empezó a sacar la lista de “arreglitos” que necesita San Juan del Río para lucir como lo que es: una ciudad con historia, pero también con mucho futuro.

Y es que no es cualquier cumpleaños: en 2031, San Juan del Río cumple 500 años de fundación, y como buen anfitrión, quiere recibir a propios y extraños con su mejor cara. Por eso, el alcalde ya piensa en una transformación urbana que incluye, entre otras cosas, quitarle el “nido de cables” al Centro Histórico.

“Lo que me gustaría ver es un Centro Histórico limpio, sin tanto cable”, dijo Cabrera, como quien se imagina al pueblo peinado, planchado y sin un solo alambre de más.

La propuesta contempla la renovación del primer cuadro de la ciudad —Hidalgo, Guerrero y avenida Juárez—, pero no todo es tan sencillo. Aunque el plan suena ambicioso y con mucha visión, la cartera anda flaca. La inversión necesaria todavía no se concreta, porque las prioridades actuales están en lo básico: infraestructura, servicios y atender las broncas sociales más urgentes.

Mientras tanto, San Juan del Río sigue creciendo como si tuviera levadura. Ya es la tercera ciudad que más crece en todo Querétaro, y según los cálculos, para el 2050 podría alcanzar el millón de habitantes. Por eso, el gobierno municipal quiere dejar atrás el estilo improvisado y ponerse serio con la planeación urbana.

Cabrera explicó que para que este plan se vuelva realidad se requiere una mezcla bien pensada de inversión pública y privada. Además, la administración pasada ya dejó planchadas algunas herramientas para generar más recursos: claves catastrales, predial, cambios de uso de suelo, permisos de construcción… todo suma para fortalecer la recaudación.

“El objetivo es que San Juan del Río deje de ser un municipio pobre, y transite hacia un modelo de gobierno gerencial que impulse la inversión y el desarrollo ordenado”, soltó el alcalde, con la mira fija en el futuro.

En resumen, San Juan no solo quiere pastel para su cumpleaños 500, también quiere traje nuevo, banquetas decentes, y una imagen digna de presumirse. Y si todo sale bien, para el 2031 será no solo una ciudad con historia, sino un verdadero imán para la industria, el comercio y el turismo… y de paso, dejará boquiabierto a más de uno.