Diputados juegan a la “silla musical” con la Mesa Directiva
El Pleno de la LXI Legislatura se convirtió en un auténtico espectáculo de silla musical política. Entre lecturas solemnes, propuestas enfrentadas y un receso que sonó más a “vámonos a respirar tantito”, los diputados intentaron —sin éxito— elegir a la nueva Mesa Directiva.
El primero en entrar en acción fue el panista Guillermo Vega Guerrero, quien, con todo el estilo de maestro de ceremonia, dio lectura a la propuesta cocinada entre PAN, Movimiento Ciudadano, PVEM y PRI. La receta, en teoría, buscaba mantener la imparcialidad, la objetividad y la pluralidad… aunque ya sabemos que esos ingredientes suelen desvanecerse apenas suena la campana de la votación.
No tardó en salir al quite el diputado Arturo Maximiliano García Pérez, quien, con la seriedad de notario, leyó el oficio de Morena y PT: una planilla alternativa para la integración de la Mesa Directiva. Porque claro, en política siempre hay un “yo también quiero”.
El momento de la verdad llegó con la votación por cédula. Pero, sorpresa: los acuerdos nunca aparecieron. Como quien no quiere la cosa, el presidente de la Mesa Directiva, Luis Gerardo Ángeles Herrera, decretó un receso, quizá esperando que los ánimos se enfriaran… o que el café hiciera efecto.
Finalmente, al reanudar la sesión, se toparon con la misma piedra: cero consensos. Con gesto de “aquí no pasó nada”, Ángeles Herrera cerró la sesión, dejando el desenlace para otra cita. Así que la Legislatura seguirá en suspenso, esperando la nueva convocatoria para elegir a quienes deberán “conducir con imparcialidad” los trabajos legislativos.
Mientras tanto, el público ciudadano ya aprendió la lección: en política, ni las sillas ni las directivas se ganan a la primera vuelta.
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