¡Pa’ que el campo no se seque de olvido! Mauricio Kuri entrega forraje a productores en San Juan del Río
Con sol y sequía a cuestas, pero sin perder el ánimo ni la solidaridad, el gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri González, llegó a la Unidad Deportiva Maquío a repartir buenas noticias: apoyos para 219 productores ganaderos que han batallado con el clima en los últimos meses.
En pleno corazón sanjuanense, y con el respaldo de la Estrategia para la Atención de Contingencias Agropecuarias 2025, se entregaron 192 toneladas de forraje, o lo que es lo mismo: 5 mil 475 pacas de avena para alimentar al ganado. Porque sí, el pasto no creció, pero la voluntad del gobierno y los productores, esa no se seca.
Kuri no se anduvo por las ramas:
“El campo ha sido olvidado, sobre todo los pequeños ganaderos y agricultores. Pero no podemos dejar sin apoyo a quienes nos dan de comer”, soltó, con tono firme, entre pacas y apretones de mano.
Y como en esta batalla contra la sequía no hay héroes solitarios, el mandatario reconoció que el avance se debe al esfuerzo coordinado con el municipio de San Juan del Río y la Unión Ganadera Regional. Una alianza que —dijo— quiere llevar al campo queretano al siguiente nivel… o al menos, a sobrevivir sin tantas penas.
El secretario de Desarrollo Agropecuario, Rosendo Anaya, también echó su cucharada:
“Ya llovió, sí, pero el campo todavía anda con sed. Por eso seguimos entregando apoyos, como ha sido desde el inicio del sexenio”.
Y para quien dude, soltó la cifra como estampida: más de mil 200 millones de pesos para el campo en lo que va del sexenio. Nada mal para los tiempos que corren.
Eduardo Osornio Miranda, productor y portavoz de los beneficiarios, no se quedó callado. Agradeció la mano extendida del gobierno en estos años de vacas flacas —literalmente— y reconoció que los apoyos “sí están llegando donde deben llegar”.
Finalmente, el alcalde Roberto Cabrera se sumó al agradecimiento y recordó que el campo no sólo es trabajo duro, sino también identidad, comunidad y —por supuesto— comida en la mesa.
Porque sí, el clima no perdona… pero cuando hay voluntad (y avena), el campo queretano no se rinde.
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