El puente de La Magdalena: mucha agua… y nada de recursos

El anhelado puente de acceso a la comunidad de La Magdalena sigue siendo, literalmente, un paso complicado. No solo porque se inunda en cada temporada de lluvias, sino porque cruzar el río de trámites, permisos y recursos públicos parece más difícil que atravesar el caudal crecido.

Violeta Moysén Mason, coordinadora Técnica de la Secretaría de Obras Públicas y Desarrollo Urbano, explicó que el proyecto es más enredado que cuerda de chicle: involucra terrenos ejidales, permisos federales con Conagua y, por si fuera poco, una bolsa de presupuesto bastante ambiciosa. En pocas palabras, se requiere mucho más que buena voluntad.

“Sí estamos enterados de la bronca que se arma cuando llueve fuerte. Y sí, sabemos que la gente se queda incomunicada. Por eso hemos hecho estudios y planeaciones… lo complicado es convertir eso en concreto y acero”, comentó la funcionaria, dejando claro que no es por falta de ganas, sino por exceso de requisitos.

La situación no es nueva. De hecho, hace cinco administraciones municipales ya se hablaba de elevar el puente. Pero entre que son peras o son manzanas, el paso sigue igual. Y para muestra, el botón del fin de semana pasado: varios habitantes tuvieron que quedarse a dormir del otro lado del río porque la corriente no los dejaba cruzar. Una noche de campamento forzado cortesía de las lluvias y de un puente que aún espera su milagro.

Desde Obras Públicas aseguran que el proyecto está en el radar y que, con la disposición de todas las partes involucradas, se buscará destrabar este viejo pendiente. Mientras tanto, vecinos de La Magdalena cruzan los dedos… y el río, cuando se puede.