Inseguridad en Querétaro: Martín Arango y la firmeza del PAN ante la violencia
Querétaro ha sido escenario de una serie de sucesos violentos que han removido la tranquilidad de sus habitantes. El asesinato de mujeres en San Juan del Río y Amealco, junto con el caso desgarrador de un niño de cinco años víctima de un ataque armado, son solo algunas de las alarmas que se han encendido en la región. Y aunque el Estado ha sido históricamente un lugar de paz, la realidad está dando de qué hablar.
En una rueda de prensa, Martín Arango, presidente del Comité Estatal del Partido Acción Nacional (PAN), no dudó en poner el dedo en la llaga sobre la seguridad en la entidad. Con la calma que lo caracteriza, pero sin dejar de lado la picardía que suele adornar sus intervenciones, Arango aseguró que la seguridad es la “prioridad número uno” para su partido. Y vaya que no le falta razón, pues aunque Querétaro se sigue considerando uno de los estados más seguros del país, la violencia no entiende de fronteras, y mucho menos de calma.
La receta de Querétaro, explicó Arango, es la coordinación efectiva entre los distintos niveles de gobierno: municipal, estatal, federal y, por supuesto, el ejército. “Aquí no nos andamos con rodeos”, dijo, destacando la capacidad del Estado para mantener a las fuerzas de seguridad trabajando al unísono. En otras palabras, mientras que en muchos lugares del país las autoridades municipales y federales parecen no poder ni cruzarse en un café, en Querétaro las mesas están bien servidas, con todos los actores compartiendo estrategias y buscando soluciones.
Pero, claro, el optimismo no puede ser absoluto. Arango, con la mirada en el panorama nacional, destacó que aunque en Querétaro estamos lejos de los niveles de violencia de otros estados como Guanajuato, Michoacán o Jalisco, el problema está presente, y hay que ser realistas: “La inseguridad no tiene fronteras, ni respeto por las buenas intenciones”, señaló con un toque de desdén hacia las políticas fallidas del gobierno federal. De hecho, Arango no dejó pasar la oportunidad de lanzar una crítica velada a la estrategia de seguridad del presidente López Obrador, mencionando con ironía que el sexenio del actual gobierno ha sido “el más violento de la historia” debido a su fallido plan de “abrazos y no balazos”.
A pesar de los esfuerzos de coordinación, los casos recientes, como el de los tres jóvenes desaparecidos en San Juan del Río, nos recuerdan que la lucha por la seguridad nunca es suficiente. Las madres de los jóvenes se acercaron a la presidenta de la nación durante su visita a Querétaro, exigiendo respuestas. La desaparición de los chicos, que permanece sin solución, es un recordatorio brutal de que la seguridad es un tema que requiere atención constante y sin tregua.
“Nosotros seguimos invirtiendo en seguridad, porque cada peso invertido en ese tema es un peso que garantiza que podamos seguir viviendo tranquilos”, subrayó Arango, mientras ponía en claro que el PAN no está dispuesto a bajar la guardia. Aunque el Estado sigue siendo relativamente seguro, el panorama requiere más esfuerzos y, sobre todo, una estrategia de seguridad que no se quede solo en promesas.
La conclusión es clara: Querétaro no es una isla, y aunque está mucho más tranquilo que otras partes del país, la violencia se ha colado entre las rendijas. Martín Arango lo sabe y no escatima en esfuerzos para que el Estado siga siendo un lugar donde la seguridad no sea un tema de conversación todos los días, pero sí un compromiso de todos. Y como él mismo lo dijo, «aquí quien la hace, la paga». Y que quede claro: no hay lugar para los delincuentes.
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