Querétaro destapa su “carta secreta” turística: hoteles renovados, romance a la carta y quesito de la región

La secretaria Adriana Vega presenta con entusiasmo la reapertura hotelera: menos ruido, más experiencias, y sí, también yoga con copita al final.

 La mañana arrancó con buen café, panecito local y una declaración contundente: Querétaro no solo reabre hoteles, reabre todo un menú de experiencias que van del romance a la respiración consciente, pasando por senderos mágicos, temazcales, cocineras tradicionales y –faltaba más– una buena copa después de hacer pilates.

La encargada de soltar esta bocanada de aire fresco (y turístico) fue Adriana Vega Vázquez Mellado, secretaria de Turismo del estado, quien reunió a medios, empresarios, hoteleros y curiosos en general para presentar un paquete turístico que huele a tradición, cultura… y un poquito a estrategia de alto impacto.

“Queremos ser el destino con la mayor diversidad de ofertas turísticas, sin playa… pero con mucha enjundia”, soltó Vega con entusiasmo. Y es que, si algo dejó claro la funcionaria, es que en Querétaro el turismo no es cosa de brochure, sino de experiencia auténtica: “Ven a ver cómo vivimos, qué comemos, qué sentimos… y de paso, respira, que no hay ni un camión alrededor”.

La estrategia incluye de todo: turismo de salud (para el que ya le pesa la espalda), bienestar (para el que necesita un respiro), romance (para los que aún creen) y reuniones (para los que todavía hacen negocios fuera del WhatsApp). Y si lo tuyo es más de explorar, también hay parajes naturales, caminos iniciáticos, cultura ancestral, y sí, muñecas embajadoras como Lele y Don Xiu.

Pero no todo es misticismo. El plan tiene números:

  • 282 habitaciones disponibles

  • 58 mil turistas proyectados

  • 175 millones de pesos de derrama económica estimada

  • 2,700 pesos por turista

  • Y un 40% de ocupación anual, que para estos tiempos, no está nada mal.

Además, la propuesta se cocina con ingredientes locales: el queso lo hace el vecino, la carne viene de la comunidad, y los hoteles se abastecen con talento de la región. “No necesitamos grandes cadenas, necesitamos grandes experiencias”, dijo Vega mientras el desayuno seguía fluyendo entre sonrisas y selfies discretas.

El cierre fue un llamado al hedonismo con conciencia: “Vengan a vivir bien, comer rico, respirar mejor y, por qué no, enamorarse otra vez… aunque sea del paisaje”, bromeó la secretaria.

Así que ya lo sabe, querido lector: si el estrés lo tiene al borde o si su pareja quiere boda con ritual otomí incluido, Querétaro le tiene el combo completo. Y no se preocupe, que al final siempre hay una copita.