Sin drama y con boletas de sobra: así cerró el INE la jornada electoral en el Distrito 2
Sin fuegos artificiales, sin sobresaltos y con todo en orden —al menos en el papel—, así terminó la jornada electoral en el Distrito 2 del Instituto Nacional Electoral (INE), que abarca San Juan del Río y Amealco. Según Roberto Lagunes Gómez, vocal ejecutivo del distrito, el proceso cerró “sin incidentes mayores”, aunque, claro, siempre hay detalles que sazonan el día.
Para empezar, el INE sacó pecho porque logró instalar el 100% de las 208 casillas, y para las 11 de la mañana del domingo ya habían marcado palomita en todas. ¿Incidentes? Nada grave, juran. Solo los clásicos retrasos para arrancar por la falta de funcionarios —una especie de tradición mexicana—, pero nada que impidiera votar a quien quisiera hacerlo.
Los paquetes electorales comenzaron a llegar desde antes de las 7 a.m. del lunes y los de Amealco, bien portados, llegaron todos en la noche. El cómputo del voto anticipado —sí, ese que muy pocos usan— empezó desde las 6 de la tarde del domingo con apenas 16 votos, y el resto del conteo siguió a deshoras, con turnos maratónicos que ya llevan el 58% de avance en la elección del ministro de la Suprema Corte.
¿Y la participación ciudadana? Digamos que fue… modesta. El INE estima que entre el 12 y el 13% del electorado salió a votar. Pero nada de rasgarse las vestiduras: Lagunes lo ve como “bueno” para ser el primer experimento de este tipo. Total, ya vendrán más elecciones en 2027, cuando se elijan desde magistrados hasta alcaldes y diputados. Ahí sí habrá pretexto para ir a las urnas (o no).
Sobre los votos anulados por mensajes o dibujos en las boletas —esa forma tan mexicana de «votar» con creatividad—, el funcionario fue claro: “si la intención no es precisa, se anula”. O sea, si alguien decidió convertir su boleta en una carta de amor, reclamo social o meme político, su voto no cuenta. Como siempre.
La lista nominal en el distrito ronda los 300 mil ciudadanos y se mandaron imprimir alrededor de 1.6 millones de boletas para cubrir todas las elecciones simultáneas. Y no, no se agotaron. En las casillas especiales, con mil boletas por elección, apenas se usó la mitad.
En resumen: hubo boletas, hubo orden, hubo votos… pero faltaron ganas. La democracia se portó bien, aunque algunos ciudadanos prefirieron dormir, pasear o ver series en lugar de participar. Y eso, también, ya es parte del ritual electoral.