¡Cuidado con el zancudo! SESA prende las alarmas por aumento de casos de dengue en Querétaro
Si ha notado que últimamente el zumbido del mosquito le suena más sospechoso de lo normal, no es paranoia: la Secretaría de Salud de Querétaro (SESA) acaba de lanzar un llamado con todas las letras para que la población se ponga las pilas y refuerce las medidas contra el dengue, ese incómodo visitante que llega sin avisar y se va dejando fiebre, sarpullido y hasta visitas al hospital.
Según el último corte del 30 de mayo, ya van 20 casos confirmados en el estado, repartidos entre once mujeres y nueve hombres. ¿Dónde? Cadereyta de Montes, El Marqués, Jalpan de Serra, Peñamiller, Querétaro capital y Tequisquiapan ya tienen su rayita en la lista. Y aunque la mayoría son casos no graves, seis ya muestran señales de alerta.
A nivel nacional, la historia tampoco pinta bonita: 3,692 casos y 18 defunciones al 26 de mayo. Como quien dice, el mosquito no perdona ni clima, ni zona, ni estación.
¡Fuera cacharros, fuera moscos!
SESA no se ha quedado de brazos cruzados. Entre enero y abril, sus brigadas han recorrido 29 localidades, recolectando casi 17 toneladas de cacharros (sí, esa llanta vieja en el patio también cuenta), y han aplicado abate en 24 mil casas para proteger a más de 61 mil habitantes.
¿Más números? Claro: rociaron mil 222 casas, fumigaron 180 hectáreas y colocaron más de 15 mil ovitrampas. Y sí, también recolectaron huevecillos: más de 34 mil. Todo con tal de mantener al Aedes aegypti bajo control.
Si toca la puerta un brigadista… ¡déjalo pasar!
Ante cualquier sospecha de dengue, se activa un protocolo de vigilancia epidemiológica que incluye visitas casa por casa. Así que si alguien llega uniformado y con credencial oficial, no lo confunda con vendedor de seguros: es parte del operativo.
Lo que piden es sencillo: no tener criaderos de moscos en casa. Así que, si tiene cubetas, floreros, llantas o cualquier otro trasto acumulando agua, ya sabe qué hacer: voltéelo, tápelo, tírelo o lávelo.
¿Y cómo saber si me picó el bicho?
Los síntomas del dengue son como una fiesta de malestar: fiebre alta, dolor de cabeza que no respeta analgésico, náuseas, dolor muscular, sarpullido, y ese inconfundible dolor detrás de los ojos.
Si a eso se le suman vómitos persistentes, fatiga intensa, dolor abdominal o sangrado, es momento de correr (sin pánico, pero rápido) al centro de salud. Las y los más vulnerables son los peques de menos de un año, personas mayores de 65, embarazadas y quienes tienen enfermedades crónicas no controladas.
¡Más vale prevenir que rascarse!
Como no hay cura mágica, lo mejor sigue siendo la prevención. Aquí la receta:
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Use manga larga y pantalones claros (sí, aunque dé calor).
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Ponga mosquiteros y repelente.
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No duerma a la intemperie, ni en hamaca sin pabellón.
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Si viaja a zona de riesgo, no olvide zapatos cerrados.
Y si tiene síntomas, nada de automedicarse: tome agua, repose y vaya al médico.
Porque si algo nos ha enseñado el dengue, es que hasta el insecto más pequeño puede hacer un gran escándalo… y no precisamente con zumbido.
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