Entre promesas, agua y buena vibra: Gobierno estatal se reúne con comunidades de Amealco

Santiago Mexquititlán. – Con sombrero de promesas y botas bien lustradas, el Gobierno de Querétaro pisó fuerte en la explanada de Santiago Mexquititlán. Por órdenes directitas del gobernador Mauricio Kuri González, una comitiva de alto nivel —encabezada por el secretario de Gobierno, Carlos Alberto Alcaraz Gutiérrez— entabló una mesa de diálogo con líderes comunitarios, regidores, delegados y habitantes del municipio de Amealco de Bonfil.

El motivo del encuentro: escuchar y atender las voces de quienes, más que discursos, esperan acciones que hagan eco en sus comunidades. Y vaya que llevaron su “combo de soluciones”, que incluyó desde proyectos productivos para que más de uno arranque su changarro, hasta estrategias para combatir las adicciones, ese mal silencioso que también azota las tierras otomíes.

Los acuerdos, por supuesto, no se quedaron cortos: abastecimiento de agua, revisión de infraestructura escolar, programas sociales, atención a las mujeres, salud, cultura y hasta preservación de tradiciones, todo con etiqueta de “trabajo permanente”, como lo aseguró Alcaraz Gutiérrez. “Queremos una cancha pareja”, dijo el funcionario, aludiendo a la visión del gobernador Kuri de un Querétaro con piso parejo y sin favoritismos.

Eso sí, el asunto no termina aquí. El secretario advirtió que la próxima semana seguirán las mesas de trabajo, ahora con temas como seguridad y desarrollo agropecuario, porque el campo también necesita algo más que discursos floridos.

Al encuentro no le faltó ningún personaje del gabinete estatal: la secretaria de Salud, Martina Pérez Rendón; la titular de la USEBEQ, Irene Quintanar Mejía; Sonia Carrillo de la CEI; Fernando Orozco del IFEQ; Ernesto Mejía de Desarrollo Social; y hasta el exfutbolista y ahora comisionado contra las adicciones, Adolfo Ríos Méndez. Todos apuntando la libreta y saludando sonrientes.

¿El resultado? Amealco se sintió escuchado… al menos por hoy. Ahora, como dicen por ahí, falta ver si la promesa no se queda en discurso y la cancha, efectivamente, se nivela.