Querétaro llega a Tokio: estudiante de la UAQ se lanza al otro lado del mundo… y no sólo a turistear
Mientras muchos sueñan con sushi, sakura y selfies frente al Monte Fuji, Rogelio Cedeño Moreno fue por algo más jugoso: ciencia de primer nivel. Este aplicado estudiante del Doctorado en Mecatrónica de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UAQ, campus San Juan del Río, se aventuró tres meses a las tierras del sol naciente para ponerle sabor internacional a su tesis.
El joven universitario se integró al Instituto de Ciencias de Tokio, donde —lejos de perderse entre karaokes y ramen— colaboró en proyectos con corazón humano: desarrollar dispositivos que ayuden a las personas adultas mayores a moverse mejor y con dignidad. Desde levantar el ánimo hasta literalmente ayudar a levantarse del sillón, sus aportes biomecánicos dieron justo en el blanco.
Entre simuladores, sensores y una tecnología llamada DOMI, Rogelio monitoreó con precisión japonesa el centro de masa de los pacientes. ¿El idioma? Inglés. ¿La compañía? Un buffet multicultural: estudiantes de Italia, Filipinas, China y Turquía. ¿Y la experiencia? Una mezcla entre laboratorio de alta tecnología y reality show académico.
Pero no todo fue ciencia: también hubo crecimiento personal. Rogelio aprendió a moverse —física y emocionalmente— fuera de su zona de confort. Su inglés se afiló más que una katana y, como cereza del pastel, el prestigio de la UAQ se llevó varios halagos del equipo japonés, que quedó sorprendido por la calidad del trabajo queretano.
Este viaje no fue casualidad, sino resultado del empuje de la División de Investigación y Posgrado de Ingeniería, dirigida por el Dr. Juan Carlos Jáuregui Correa, y de una alianza estratégica con el Dr. Yukio Takeda, jefe del Laboratorio de Mecánica en la institución nipona. Una colaboración que, con suerte, será el primer capítulo de una historia bilateral digna de exportación.
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