Entre el agua y el desorden: los dos dolores de cabeza de Roberto Cabrera en San Juan del Río

San Juan del Río, Qro.— El presidente municipal, Roberto Cabrera Valencia, no se anduvo con rodeos: reconoció que su gobierno lidia con dos problemas que ya parecen viejos conocidos de los sanjuanenses. El primero, el caos urbano con más de 180 asentamientos irregulares; el segundo, el agua, ese derecho humano que en la práctica muchas colonias todavía esperan como si fuera un lujo.

“Es nuestra obligación garantizar el servicio, la gente ya vive ahí y tiene la necesidad”, admitió Cabrera. Y mientras la regularización avanza a paso de tortuga, la JAPAM improvisa con el programa “Agua a su alcance”, que reparte bidones gratis y vende pipas a mitad de precio para amortiguar la carga de familias que antes pagaban hasta 1,500 pesos por un tanque. Un alivio, sí, pero que deja claro que el acceso al agua en San Juan todavía depende de parches provisionales.

Colonias que tardaron décadas en ver una red de drenaje

El edil recordó ejemplos como Los Rojos o Insurgentes, que tras años de insistencia ahora empiezan a recibir drenaje y agua potable. En números, presumió que en su administración las tomas pasaron de 90,700 a 98,293; un incremento de más de 6,500 servicios. Pero la cifra también desnuda la realidad: miles de familias aún siguen esperando la bendita tubería.

Zona sur: colonias atrapadas en callejones

El segundo reto, según Cabrera, es abrirle oxígeno a la zona sur, donde unas 40 colonias sobreviven entre callejones y salidas angostas que las conectan, con suerte, a la carretera 57. El proyecto estrella es la ampliación de la carretera 120 hasta El Rodeo. Una obra que, en palabras del munícipe, no solo mejorará la movilidad, sino que busca darle “justicia social” a comunidades como Doroteo Arango, Revolución, Reino Unido y Guadalupe de las Peñas.

La apuesta por un San Juan “mediano”

Con cierto dejo de realismo, Cabrera reconoció que su meta es heredar un municipio con un presupuesto “mediano”. Nada de sueños faraónicos: se trata de pasar de un gobierno de bajo ingreso a uno que, con orden urbano y mayor recaudación, pueda aspirar a proyectos de más largo aliento.

“Queremos que San Juan del Río sea fuerte, con servicios de calidad y ordenado”, concluyó. Aunque entre el discurso y la realidad, muchos ciudadanos todavía cargan sus bidones de agua y esperan que las promesas no se evaporen como el líquido que tanto se les niega.