Tequisquiapan se prepara para embriagar los sentidos (y quizás algo más) con su Festival del Arte, Queso y Vino 2025
Sí, otra vez Tequisquiapan nos recuerda que el arte, el queso y el vino sí hacen maridaje… sobre todo si hay 100 mil turistas dispuestos a comprobarlo en persona.
Del 22 de mayo al 8 de junio, el Pueblo Mágico de Tequisquiapan se vestirá de gala –y de copas llenas– para recibir a locales, turistas y sibaritas de ocasión en el Festival Internacional del Arte, Queso y Vino 2025. Las autoridades no solo esperan superar los 60 mil asistentes del año pasado, sino que ya sueñan con llegar a la nada modesta cifra de 100 mil visitantes. Nada mal para un municipio que normalmente apenas puede con el tráfico un domingo normal.
En esta edición, como en todas, el objetivo es claro: convencer al mundo de que Querétaro es el nuevo Napa Valley… pero con más garnachas. Según Rodrigo Ibarra, director de Promoción Turística del estado, Tequisquiapan ofrece más de mil 200 habitaciones –porque el buen turismo no duerme en casas de campaña– y una experiencia vinícola, artística y cultural de primer nivel. Gratis, además. Bueno, con pulserita. Porque toda buena fiesta tiene su brazalete “todo incluido”, aunque uno lo pierda a media cata.
El festival contará con la participación de 20 vinícolas, 10 queserías y un ejército de productores locales dispuestos a empaparte de cultura y de Cabernet Sauvignon. Todo esto en escenarios de postal como el Parque La Pila y la Plaza Miguel Hidalgo, donde se podrá disfrutar de arte contemporáneo, talleres, conciertos y actividades familiares. O sea, sí, puedes llevar a los niños… pero también puedes usar eso como excusa para escaparte a otra cata guiada.
Y por si lo gourmet no fuera suficiente, también habrá música para todos los gustos. Desde Fernando Delgadillo para los románticos eternos, hasta Kinky y Cuisillos para los que no temen mezclar el mezcal con la nostalgia. El Ballet Folklórico de Amalia Hernández también hará acto de presencia, porque el folclor nunca pasa de moda (aunque el vino sí se óxido).
Este año, además, el festival presume de un Pabellón Español, con bodegas como Virtus, Bornos y Freixenet (porque nada dice “identidad regional” como un buen cava ibérico). Todo sea por estrechar lazos culturales y, de paso, el paladar.
El alcalde Héctor Iván Magaña no perdió la oportunidad de recalcar que este evento no solo posiciona a Tequisquiapan como el paraíso del queso y el vino, sino como la capital del buen vivir. Claro, si por “buen vivir” entendemos caminar entre galerías, probar un camembert artesanal y tomarse selfies con una copa en mano.
Así que ya lo sabes: si quieres alimentar el alma con arte, consentir el cuerpo con buena comida y anestesiar el estrés con vino, Tequisquiapan te espera. Solo no olvides tu pulsera…ni tu moderación.













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