¡Adiós papitas, hola churritos de amaranto! Inicia operativo contra comida chatarra en escuelas de Querétaro

Como parte de una cruzada casi heroica contra las papitas, refrescos y demás placeres culposos, la Coordinadora de la USEBEQ, Irene Quintanar Mejía, anunció que a partir del 1 de abril arranca oficialmente el operativo para eliminar la comida chatarra de las escuelas queretanas.

Aunque, para ser sinceros, algunas ya se habían adelantado desde septiembre… porque si algo nos gusta en el sistema educativo, es improvisar con entusiasmo.

La maestra Irene dejó claro que el operativo no viene de la nada. Desde hace meses se ha trabajado con docentes, padres de familia y proveedores para introducir alimentos más saludables, como tortillas de nopal (sí, esas que nadie quiere en casa) y churritos de amaranto, que ahora tendrán su momento de gloria en los recreos escolares.

Actualmente existen 488 establecimientos escolares con venta de alimentos en el estado, y USEBEQ tiene la mira puesta en 250 de ellos, que serán acompañados (léase: observados muy de cerca) para ver qué se les ocurre vender a los niños. Porque ya sabemos que lo saludable no siempre es lo más popular.

En la sierra queretana –porque la salud también llega a los rincones más alejados– se revisarán 13 establecimientos escolares. No se trata de una cacería de chicharrones, aclaran las autoridades, sino de un “acompañamiento” para que poco a poco se disciplinen. Porque si algo nos falta como adultos, es disciplina… ¿o no?

La Coordinadora también aprovechó para lanzar un llamado a los padres: “Sí, ustedes. Cuando su hijo llegue y le diga ‘eso no se puede, mamá’, no es rebeldía, es formación saludable desde el aula”. Se espera que los padres no saboteen el esfuerzo escolar con loncheras que parecen combos de cine.

Sobre los puestos que se instalan a unos metros de las escuelas y venden justo lo que se quiere evitar, USEBEQ prefirió no meterse en camisa de once garnachas: “Ahí ya le toca a quien le toque”. Ellos, por ahora, se quedarán del lado institucional, confiando en que la educación puede más que la tentación.

En resumen: el mensaje es claro. Queremos niños sanos, activos, emocionalmente estables y, por si fuera poco, amantes del amaranto. ¿Lo lograremos? El tiempo y las papilas gustativas lo dirán.